¿Pero cuánto?
Por David Levine
DAVID LEE ROTH, el antiguo cantante de la banda de Rock Van Halen, una vez reconoció que el dinero no puede comprar la felicidad. “Pero con él puedes comprarte un yate lo suficientemente grande como para pararte a su lado”, agregó. Eso resume el enigma. ¿Hay algún punto en el que se crucen las escalas independientes que miden ingresos y felicidad?
Le da usted el crédito en una investigación reciente publicada en la revista Nature Human Behavior?, la respuesta es sí, y ese punto ronda los $ USA 60.000 a $ USA 75.000 de ingresos anuales por persona.
La investigación, basada en datos de la encuestadora Gallup World Poll, una encuesta llevada a cabo sobre una muestra de más de 1,7 millones de personas de 164 países, examinó el poder adquisitivo (en dólares estadounidenses) donde se formularon preguntas sobre el nivel de satisfacción con la vida y el bienestar. De hecho, se encontró que existen diferentes percepciones de niveles de ingresos para diferentes definiciones del concepto de felicidad. El punto de ingreso ideal, como promedio mundial, es $ USA 95.000 para la evaluación de la vida, definida como el nivel de satisfacción con la vida o una evaluación general de cómo está haciendo cada persona en particular en relación con los objetivos y las comparaciones con los demás. La cifra de $ USA 60.000 a $ USA 75.000, es por otra parte un promedio mundial, que se relaciona con el bienestar emocional o las emociones cotidianas, como sentirse feliz, emocionado, triste y enojado.
Andrew T. Jebb, el autor principal y estudiante de doctorado en el departamento de ciencias psicológicas de la Universidad de Purdue, dijo que el estudio también encontró que, una vez que se alcanzaba el umbral, Un mayor aumento de los ingresos de las personas tendían a asociarse con una menor satisfacción con la vida y un menor nivel de bienestar.
Debido a que estas cifras representan una visión mundial, tienden por lo tanto a ser más altas en aquellas regiones más ricas del planeta; por lo tanto, el “punto de felicidad” en los Estados Unidos para la evaluación de los niveles de satisfacción de la vida fue en realidad de aproximadamente $ USA 105.000, dice Jebb. La cantidad exacta del ingreso para cada persona es subjetiva, por supuesto. Y eso es lo que hace que el tema de la relación existente entre el dinero ganado y la felicidad sea tan interesante. “Es muy provocativo y fácil de identificar para casi todos”, dice. “Pensé que encontraríamos un punto en el que el dinero deja de beneficiarte. Los ingresos pueden aumentar para siempre, pero en algún momento no puedes ser más feliz. Encontrarlo en todas las regiones fue genial”.
¿Más dinero equivale a menos felicidad?
Los científicos sociales han estado investigando la relación existente entre el dinero y la felicidad definida como relación dinero/felicidad ó dinero-felicidad durante mucho tiempo. En general, hay “una correlación de débil a moderada entre el ingreso y la felicidad”, dice Shigehiro Oishi, un profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Virginia que contribuyó con el artículo de Jebb. “Por lo general, se cree que las correlaciones de ingresos y felicidad son más fuertes entre los pobres que entre los ricos”, dice. Esto significa que una diferencia en el ingreso anual de $ USA 10.000 a $ USA 30.000 “es bastante significativo para la felicidad, pero $ USA 100.000 vs. $ USA 130.000 no es tan representativo”, explica.
El documento de Jebb parece confirmar eso, pero agrega la noción de que el “punto de satisfacción”, donde más ingresos no conducen a más felicidad, fue mayor entre estadounidenses, europeos y asiáticos orientales que entre los latinoamericanos, africanos y residentes de otros países con menos regiones ricas, apunta Oishi.
¿Por qué la felicidad parece nivelarse o incluso disminuir después de que se cumple un cierto umbral? Jebb sospecha que el dinero es importante para satisfacer las necesidades básicas, pero una vez que se satisfacen esas necesidades, las personas pueden verse impulsadas por obtener más ganancias materiales o sociales, lo que en realidad podría reducir su sensación de bienestar. Otra posibilidad, sugiere Oishi, es una idea conocida como adaptación hedónica: “Las personas se acostumbran a lo que cada uno tiene, y los deseos de cada quien aumentan a medida que se incrementa el nivel de sus ingresos”, dice. “Es por eso que algunas personas que ganan mucho dinero no son más felices que las que ganan menos”. Sin embargo, otra posibilidad es un efecto secundario de ganar más. “Aquellos que ganan mucho dinero están más estresados que aquellos que ganan menos, por lo que el beneficio de más dinero se ve reducido por el costo que implica para cada persona de ganar más dinero”, dice Oishi.
En palabras de Jebb, “más dinero significa más libertad, más seguridad, pero en cierto punto los beneficios comienzan a reducirse. Pero siempre hay costos personales que pagar por este aumento en los ingresos, como el aumento de la carga de trabajo, incremento de los viajes, aumenta la preocupación. Los costos pueden seguir siendo los mismos o continuar acumulándose. Por eso no está del todo claro que un millonario sea realmente mucho más feliz que alguien que gana mucho menos que él”.
La ecuación de la felicidad
“La convicción de los ricos de que los pobres son más felices no es más tonta que la convicción de los pobres sobre los ricos”, observó Mark Twain. La felicidad, después de todo, se basa en muchas cosas. “La felicidad es una cierta ecuación”, dice Jebb. Hay un número de interrogantes en un lado de la ecuación. “Definitivamente el dinero juega un papel importante, pero muchas otras cosas contribuyen”.
Entre ellos: la relación íntima de cada persona. La satisfacción de las relaciones, como un matrimonio, generalmente está más fuertemente asociada con la felicidad, dice Oishi. Un metaanálisis de 2004 de otra investigación, publicado en El Boletín “Psychological Bulletin”, encontró que la satisfacción en el matrimonio se relacionó más fuertemente con la satisfacción con la vida que con el trabajo o la satisfacción con la salud, aunque ambos también se correlacionaron con la felicidad.
Eso no quiere decir que un aumento salarial no te haga sonreír, o si es lo suficientemente grande, paga una cota inicial de ese yate que David Lee Roth mencionó. “Decir que la saciedad es de $ USA 105.000 no significa que un aumento no lo haga sentir más feliz temporalmente”, dice Jebb. “Pero cuando miramos los niveles de felicidad a largo plazo, significa que la felicidad a largo plazo no es muy diferente de los ingresos más altos”.
https://www.cnbc.com/2018/05/16/money-can-actually-buy-some-happiness-but-how-much.html
“Estoy de acuerdo en que el dinero te puede hacer feliz. Para mí, la felicidad es un estado mental. Creo que de la misma manera que el ejercicio puede hacer que te sientas contento poco después de realizar un entrenamiento, el dinero invertido correctamente puede hacerte sentir bien. Todo depende de tener la clara visión de hacia dónde dirija sus gastos. ¿Lo gastas para impresionar a otras personas o para invertir en tu vida y la de tu familia? Si está gastando para impresionar a los demás, ciertamente no encontrará felicidad en el dinero. Se trata de lo que elige gastar, y con quién eliges disfrutar”. – Edward DeValle